Poemas de la última noche de la tierra

Poemas de la última noche de la Tierra, publicado en 1992, es el gran libro de madurez de Charles Bukowski (Andernach, 1920-Los Ángeles,1994), el padre del realismo sucio. La poesía violenta y verdadera del autor californiano, que explora los bajos fondos de las ciudades y del alma, se acendra en este poemario escrito pocos años antes de su muerte. La inminencia del fin parece urgir a Bukowski a disfrutar de sus placeres de siempre: el placer de escribir, el placer de beber, el placer de amar, y a denunciar, con más fuerza que nunca, lo que detesta: el trabajo, las multitudes, la estupidez. Sobreponiéndose a un ahogo existencial que, en su caso, se ha disfrazado de nihilismo e insumisión, Bukowski se entrega a la exaltación del ser, al acto, absoluto y suficiente, de vivir, con una máquina de escribir delante y una copa de vino al lado. Su crudeza no oculta sino ternura: es el privilegio de los que escriben con el corazón, sin tramoyas ni claudicaciones.

Poemas de la última noche de la tierra

Traducción y prólogo de Eduardo Moga
2018
536
12,5 x 19,5 x 2,8 cm
Tapa blanda
978-84-9895-352-7
20,00 €
Poemas de la última noche de la Tierra, publicado en 1992, es el gran libro de madurez de Charles Bukowski (Andernach, 1920-Los Ángeles,1994), el padre del realismo sucio. La poesía violenta y verdadera del autor californiano, que explora los bajos fondos de las ciudades y del alma, se acendra en...

Poemas de la última noche de la Tierra, publicado en 1992, es el gran libro de madurez de Charles Bukowski (Andernach, 1920-Los Ángeles,1994), el padre del realismo sucio. La poesía violenta y verdadera del autor californiano, que explora los bajos fondos de las ciudades y del alma, se acendra en este poemario escrito pocos años antes de su muerte. La inminencia del fin parece urgir a Bukowski a disfrutar de sus placeres de siempre: el placer de escribir, el placer de beber, el placer de amar, y a denunciar, con más fuerza que nunca, lo que detesta: el trabajo, las multitudes, la estupidez. Sobreponiéndose a un ahogo existencial que, en su caso, se ha disfrazado de nihilismo e insumisión, Bukowski se entrega a la exaltación del ser, al acto, absoluto y suficiente, de vivir, con una máquina de escribir delante y una copa de vino al lado. Su crudeza no oculta sino ternura: es el privilegio de los que escriben con el corazón, sin tramoyas ni claudicaciones.

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