Nuevo rincón de haikus

«Personalmente, no he estado en Japón ni conozco su lengua. Tampoco soy un experto en la historia y el desarrollo del haiku. Sí tengo bien leídos y disfrutados, en buenas traducciones, numerosos haikus en la pauta clásica, que es la que siempre me ha cautivado. Está de más decir que no me considero un «haijin» (así se denomina en japonés al que escribe haikus) rioplatense. Simplemente, el haiku clásico, como forma lírica, se me figuró siempre un desafío. Con solo 17 sílabas y con una distribución invariable (5-7-5) el haiku es en sí mismo una unidad, un poema mínimo y no obstante completo. De ahí su visión instantánea, su condición de chispazo, a veces su toque de humor o de ironía. Encerrar en 18 sílabas una sensación, una duda, una opinión, un sentimiento, un paisaje y hasta una breve anécdota empezó siendo un juego. Ahora, con el perdón de Basho, Buson, Issa y Shiki, ya considero al haiku como un envase propio, aunque mi contenido sea inocultablemente latinoamericano».
Mario Benedetti

Nuevo rincón de haikus

2015
312
12,5 x 19,5 x 1,7 cm
Tapa blanda
978-84-7522-037-6
14,00 €
«Personalmente, no he estado en Japón ni conozco su lengua. Tampoco soy un experto en la historia y el desarrollo del haiku. Sí tengo bien leídos y disfrutados, en buenas traducciones, numerosos haikus en la pauta clásica, que es la que siempre me ha cautivado. Está de más decir que...

«Personalmente, no he estado en Japón ni conozco su lengua. Tampoco soy un experto en la historia y el desarrollo del haiku. Sí tengo bien leídos y disfrutados, en buenas traducciones, numerosos haikus en la pauta clásica, que es la que siempre me ha cautivado. Está de más decir que no me considero un «haijin» (así se denomina en japonés al que escribe haikus) rioplatense. Simplemente, el haiku clásico, como forma lírica, se me figuró siempre un desafío. Con solo 17 sílabas y con una distribución invariable (5-7-5) el haiku es en sí mismo una unidad, un poema mínimo y no obstante completo. De ahí su visión instantánea, su condición de chispazo, a veces su toque de humor o de ironía. Encerrar en 18 sílabas una sensación, una duda, una opinión, un sentimiento, un paisaje y hasta una breve anécdota empezó siendo un juego. Ahora, con el perdón de Basho, Buson, Issa y Shiki, ya considero al haiku como un envase propio, aunque mi contenido sea inocultablemente latinoamericano».
Mario Benedetti

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