Melancolía

(1910-1911)

Hay un recuerdo en la dedicatoria —«A Louise Grimm / Honda, fina y dulce / entre todas las mujeres»—, seguramente consciente, del «Ave María» («bendita tú eres entre todas las mujeres»). En este tiempo, Louise Grimm es precisamente la Virgen tutelar de Juan Ramón—«El trato con la mujer inteligente y bella activa la viveza de nuestro espíritu y nos llena las horas de una espléndida plenitud de pureza, de un encanto espiritual que no da la misma amistad con hombres superiores» (ibíd.)—. Inició al poeta en la lectura de la poesía anglosajona y su presencia inspiradora es constante en los poemas escritos durante los años de estancia en Moguer, incluyendo los libros no publicados. En Melancolía le dedicará sentidamente la sección «Tercetos melancólicos» —«A Luisa, vida de mis sueños, gala de mi amor...»—. La dedicatoria a Grimm se contrapone de alguna manera al poema pórtico del libro: precisamente uno parece consecuencia del otro.

Melancolía

(1910-1911)

Prólogo de María Victoria Atencia

Texto preparado por Javier Blasco

2007
160
13 x 19,5 x 1,4 cm
Tapa blanda
978-84-7522-033-8
14,00 €
Hay un recuerdo en la dedicatoria —«A Louise Grimm / Honda, fina y dulce / entre todas las mujeres»—, seguramente consciente, del «Ave María» («bendita tú eres entre todas las mujeres»). En este tiempo, Louise Grimm es precisamente la Virgen tutelar de Juan Ramón—«El trato con la mujer inteligente y bella activa...

Hay un recuerdo en la dedicatoria —«A Louise Grimm / Honda, fina y dulce / entre todas las mujeres»—, seguramente consciente, del «Ave María» («bendita tú eres entre todas las mujeres»). En este tiempo, Louise Grimm es precisamente la Virgen tutelar de Juan Ramón—«El trato con la mujer inteligente y bella activa la viveza de nuestro espíritu y nos llena las horas de una espléndida plenitud de pureza, de un encanto espiritual que no da la misma amistad con hombres superiores» (ibíd.)—. Inició al poeta en la lectura de la poesía anglosajona y su presencia inspiradora es constante en los poemas escritos durante los años de estancia en Moguer, incluyendo los libros no publicados. En Melancolía le dedicará sentidamente la sección «Tercetos melancólicos» —«A Luisa, vida de mis sueños, gala de mi amor...»—. La dedicatoria a Grimm se contrapone de alguna manera al poema pórtico del libro: precisamente uno parece consecuencia del otro.

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