Marinero en tierra

Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1902-1999), es uno de los poetas fundamentales del siglo XX. Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas y reconocida con los más prestigiosos premios.

«Marinero en tierra, publicado en 1924, es el poema del mar visto y sentido por los ojos costeros. Está tratado el tema tomando el mar no en su magnitud épica, sino como un tesoro de sugestiones poéticas breves, aladas y graciosas. El poeta se considera como “un desenterrado del mar”, como un expatriado que desde la ciudad, que no ve el mar, le sueña y le acaricia, evocándole. Cuando va por las calles de la tierra con el traje merinero que ha pedido que le ponga su madre, camina sobre la ilusión de ir por las calles del mar. En sus aguas ve asomar la primavera; por ellas vislumbra un inverosímil toro azul y oye en ellas pregones submarinos; pide que si su voz muere en tierra, la lleven a la orilla del mar y allí la dejen. Este libro constituye como un sartal de cantares marineros transfundidos a la tonalidad común de esta primera época de refinamiento culto».
Pedro Salinas

Marinero en tierra

2017
148
12,5 x 19,5 x 0,8 cm
Tapa blanda
978-84-9895-982-6
12,00 €
Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1902-1999), es uno de los poetas fundamentales del siglo XX. Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas y reconocida con los más prestigiosos premios. «Marinero en tierra, publicado en 1924, es el poema del mar visto y sentido por los ojos...
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Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1902-1999), es uno de los poetas fundamentales del siglo XX. Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas y reconocida con los más prestigiosos premios.

«Marinero en tierra, publicado en 1924, es el poema del mar visto y sentido por los ojos costeros. Está tratado el tema tomando el mar no en su magnitud épica, sino como un tesoro de sugestiones poéticas breves, aladas y graciosas. El poeta se considera como “un desenterrado del mar”, como un expatriado que desde la ciudad, que no ve el mar, le sueña y le acaricia, evocándole. Cuando va por las calles de la tierra con el traje merinero que ha pedido que le ponga su madre, camina sobre la ilusión de ir por las calles del mar. En sus aguas ve asomar la primavera; por ellas vislumbra un inverosímil toro azul y oye en ellas pregones submarinos; pide que si su voz muere en tierra, la lleven a la orilla del mar y allí la dejen. Este libro constituye como un sartal de cantares marineros transfundidos a la tonalidad común de esta primera época de refinamiento culto».
Pedro Salinas

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