Marinero en tierra

La nostalgia del mar se halla sujeta, de forma indisoluble, a este poemario de 1924, (Premio Nacional de Literatura 1924-25) uno de los más difundidos de su autor, y quizá también uno de los más estudiados. En efecto, lo que da la pauta de estos versos es la distancia de una orilla gozosa («El mar. La mar. / El mar. ¡Sólo la mar! / ¿Por qué me trajiste, padre, / a la ciudad?»); distancia que el poeta exterioriza en cada momento como un anhelo («Si mi voz muriera en tierra, / llevadla al nivel del mar / y dejadla en la ribera»). No es casualidad que ese lamento por la lejanía del mar de su infancia, proclamado en un momento de dolor íntimo y físico, haya sido contemplado por diversos autores como una premonición de futuros destierros. En esta dirección, dice  Concha Zardoya que el escritor añora la costa desde la sierra castellana adonde lo ha conducido su enfermedad, y esa separación «crea la nota honda y doliente que traspasa estos poemas de alegre y joven apariencia». («Poesía y exilio de Alberti», Cuadernos Hispanoamericanos, n.º 485-486, nov.-dic. 1990, p.177).

Marinero en tierra

Edición facsimilar de la primera edición (Madrid, 1925) según el ejemplar en posesión del autor con sus anotaciones y fotografías
2002
220
12 x 18 x 2 cm
Tapa blanda
978-84-7522-917-1
36,00 €
La nostalgia del mar se halla sujeta, de forma indisoluble, a este poemario de 1924, (Premio Nacional de Literatura 1924-25) uno de los más difundidos de su autor, y quizá también uno de los más estudiados. En efecto, lo que da la pauta de estos versos es la distancia de una...

La nostalgia del mar se halla sujeta, de forma indisoluble, a este poemario de 1924, (Premio Nacional de Literatura 1924-25) uno de los más difundidos de su autor, y quizá también uno de los más estudiados. En efecto, lo que da la pauta de estos versos es la distancia de una orilla gozosa («El mar. La mar. / El mar. ¡Sólo la mar! / ¿Por qué me trajiste, padre, / a la ciudad?»); distancia que el poeta exterioriza en cada momento como un anhelo («Si mi voz muriera en tierra, / llevadla al nivel del mar / y dejadla en la ribera»). No es casualidad que ese lamento por la lejanía del mar de su infancia, proclamado en un momento de dolor íntimo y físico, haya sido contemplado por diversos autores como una premonición de futuros destierros. En esta dirección, dice  Concha Zardoya que el escritor añora la costa desde la sierra castellana adonde lo ha conducido su enfermedad, y esa separación «crea la nota honda y doliente que traspasa estos poemas de alegre y joven apariencia». («Poesía y exilio de Alberti», Cuadernos Hispanoamericanos, n.º 485-486, nov.-dic. 1990, p.177).

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