Este libro nos ofrece una visión totalizadora de la poesía de Manuel Altolaguirre: el contexto vital, histórico y literario en el que se desarrolló, sus claves fundamentales, y su recepción, tanto en vida de su autor como tras su prematura muerte, llegando en estas consideraciones hasta la crítica más reciente. Dividido en tres partes, aborda, en la primera, la producción de juventud y madurez de Altolaguirre, que, partiendo del neogongorismo y la poesía pura, se encauzará hacia el intimismo y la humanización, características en las que se asentará su poesía ya en el exilio cubano y mexicano; dando cuenta, asimismo, del marco de hechos históricos y sociales en la que ésta se llevó a cabo, así como de las situaciones vitales y literarias que la fueron conformando, sin olvidar las demás direcciones creativas de la obra del autor ni su labor de impresor y editor, que le convierten no sólo en figura fundamental de la difusión de la cultura en el primer tercio del siglo XX, sino en el promotor y aglutinante decisivo de la generación del 27. A su vez, la segunda parte se centrará en su poética, a través de una intensa indagación en sus ideas, temas y símbolos, que nos muestran a un poeta creador de un mundo propio, coherente y profundo, donde el ansia de trascendencia y la convicción de una pervivencia de tintes cósmicos irá configurando todo su imaginario. Por último, la tercera parte recogerá una reflexión analítica de las opiniones fundamentales sobre su poesía vertidas por sus coetáneos, así como de los juicios críticos posteriores a su muerte, recepción cuya magnitud quedará constatada en la extensa bibliografía situada al final del libro.