Federico García Lorca en su entorno

La infancia en la construcción de la identidad literaria lorquiana

Cuando Federico García Lorca afirma «toda mi infancia es pueblo. Pastores, campos, cielo, soledad. Sencillez en suma. Yo me sorprendo mucho cuando creen que esas cosas que hay en mis obras son atrevimientos míos, audacias de poeta. No. Son detalles auténticos, que a mucha gente le parecen raros porque es raro también acercarse a la vida con esta actitud tan simple y tan poco practicada: ver y oír…», viene a decir que en el fondo de su obra está su niñez, la vega poliédrica, con la fecunda tradición oral que en ella se sustenta transmitiéndose de generación en generación entre la gente sencilla del pueblo, y que él escuchaba con gran atención para convertirla en materia artística. Por eso su trayectoria se desarrolla merced a dos claves tan poco practicadas en este siglo XX: ver y oír. A lo largo de las páginas que siguen diversos estudiosos vienen a dar respuesta al título de este ensayo: cómo el entorno vital marcó indeleblemente a Federico y le dio el basamento primigenio sobre el que erigir, gracias a su inmensa creatividad y perspicacia, esa cosmovisión de lo literario tan personal, tan lírica, tan profunda, tan vanguardista y tan rompedora, que lo convierten en una de las figuras imprescindibles de la literatura universal. Con la feraz vega granadina de fondo.

Federico García Lorca en su entorno

La infancia en la construcción de la identidad literaria lorquiana
2019
260
15 x 21 x 1.5 cm
Tapa blanda
978-84-9895-524-8
20,00 €
Cuando Federico García Lorca afirma «toda mi infancia es pueblo. Pastores, campos, cielo, soledad. Sencillez en suma. Yo me sorprendo mucho cuando creen que esas cosas que hay en mis obras son atrevimientos míos, audacias de poeta. No. Son detalles auténticos, que a mucha gente le parecen raros porque es...

Cuando Federico García Lorca afirma «toda mi infancia es pueblo. Pastores, campos, cielo, soledad. Sencillez en suma. Yo me sorprendo mucho cuando creen que esas cosas que hay en mis obras son atrevimientos míos, audacias de poeta. No. Son detalles auténticos, que a mucha gente le parecen raros porque es raro también acercarse a la vida con esta actitud tan simple y tan poco practicada: ver y oír…», viene a decir que en el fondo de su obra está su niñez, la vega poliédrica, con la fecunda tradición oral que en ella se sustenta transmitiéndose de generación en generación entre la gente sencilla del pueblo, y que él escuchaba con gran atención para convertirla en materia artística. Por eso su trayectoria se desarrolla merced a dos claves tan poco practicadas en este siglo XX: ver y oír. A lo largo de las páginas que siguen diversos estudiosos vienen a dar respuesta al título de este ensayo: cómo el entorno vital marcó indeleblemente a Federico y le dio el basamento primigenio sobre el que erigir, gracias a su inmensa creatividad y perspicacia, esa cosmovisión de lo literario tan personal, tan lírica, tan profunda, tan vanguardista y tan rompedora, que lo convierten en una de las figuras imprescindibles de la literatura universal. Con la feraz vega granadina de fondo.

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