Se arrodillan para beber

premiado
Ángela García (Medellín, 1957) es poeta y traductora. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Antioquia y fue cofundadora del Festival Internacional de Poesía en Medellín. Actualmente vive en Suecia. Algunos de sus libros de poemas son Entre leño y llama (1993), Rostro de agua (1997), Farallón constelado (2003), De la fugacidad (2005), Veinte grados de latitud en tres horas (2006), Todo lo que amo nace continuamente (2010), Retablos del movimiento (2013) y Apuntes para el ejecutante (2014).

Se arrodillan para beber nace del trato contemplativo con la palabra. Por la palabra los actos vuelven, con sus grados de temperatura, con su clima de riesgo. La palabra bebe esa distancia y se embriaga de un ulterior entendimiento sobre lo vivido, semejante al relato de un sueño, mientras los cuerpos son entes históricos que señalan la encrucijada de su destino. Es un libro que se abre y se cierra varias veces, y en esa reiteración se halla la revelación, la exaltación y la crudeza.

Se arrodillan para beber

XXI Premio Casa de América de Poesía Americana
2021
76
12,5 x 19,5 x 0,6 cm
Tapa blanda
978-84-9895-451-7
12,00 €
Ángela García (Medellín, 1957) es poeta y traductora. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Antioquia y fue cofundadora del Festival Internacional de Poesía en Medellín. Actualmente vive en Suecia. Algunos de sus libros de poemas son Entre leño y llama (1993), Rostro de agua (1997), Farallón constelado...
Ángela García (Medellín, 1957) es poeta y traductora. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Antioquia y fue cofundadora del Festival Internacional de Poesía en Medellín. Actualmente vive en Suecia. Algunos de sus libros de poemas son Entre leño y llama (1993), Rostro de agua (1997), Farallón constelado (2003), De la fugacidad (2005), Veinte grados de latitud en tres horas (2006), Todo lo que amo nace continuamente (2010), Retablos del movimiento (2013) y Apuntes para el ejecutante (2014).

Se arrodillan para beber nace del trato contemplativo con la palabra. Por la palabra los actos vuelven, con sus grados de temperatura, con su clima de riesgo. La palabra bebe esa distancia y se embriaga de un ulterior entendimiento sobre lo vivido, semejante al relato de un sueño, mientras los cuerpos son entes históricos que señalan la encrucijada de su destino. Es un libro que se abre y se cierra varias veces, y en esa reiteración se halla la revelación, la exaltación y la crudeza.

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