Celebración del libertino

(1996-1998)
premiado

Libertinus era, en latín, el nombre que se daba al hijo del liberto. En el francés del siglo XVII, libertino pasó a ser –siempre en la raíz de libre– quien no se sometía a las creencias o prácticas de la religión. Y, como consecuencia, quien buscaba una vida distinta, desarreglada, respecto a la moralidad al uso. Libertino, esencialmente, es un espíritu ancho y libre. Nadie desconoce que los seres oscuros llaman débauche o libertinaje o desorden licencioso a la vida del libertino. Pero esa es una lectura perversa. El libertino que celebro y quiero es latino y francés, feliz y anticatólico. Cuantos he conocido me enamoraron siempre, por entero. (Es un breve descanso muy cansado).

Celebración del libertino

(1996-1998)
XIX Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla
1998
112
12,5 x 19,5 x 0,5 cm
Tapa blanda
978-84-7522-393-3
12,00 €
Libertinus era, en latín, el nombre que se daba al hijo del liberto. En el francés del siglo XVII, libertino pasó a ser –siempre en la raíz de libre– quien no se sometía a las creencias o prácticas de la religión. Y, como consecuencia, quien buscaba una vida distinta, desarreglada, respecto...

Libertinus era, en latín, el nombre que se daba al hijo del liberto. En el francés del siglo XVII, libertino pasó a ser –siempre en la raíz de libre– quien no se sometía a las creencias o prácticas de la religión. Y, como consecuencia, quien buscaba una vida distinta, desarreglada, respecto a la moralidad al uso. Libertino, esencialmente, es un espíritu ancho y libre. Nadie desconoce que los seres oscuros llaman débauche o libertinaje o desorden licencioso a la vida del libertino. Pero esa es una lectura perversa. El libertino que celebro y quiero es latino y francés, feliz y anticatólico. Cuantos he conocido me enamoraron siempre, por entero. (Es un breve descanso muy cansado).

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