Casa de Misericordia

bilingüe
Tres cosas quedaron en mi mente: en primer lugar, el edificio, enorme, austero y bruñido de tan limpio, con los niños y niñas siempre graves y en orden, en pie o sentados, un orden casi militar. En segundo lugar, las solicitudes, muchas de las cuales eran de viudas de asesinados en la represión del final de la guerra civil, que pedían el ingreso de sus hijos por imposibilidad de mantenerlos. En tercer lugar, los informes de los jueces y otros funcionarios del nuevo régimen sobre aquellas solicitudes.

Las Casas de Misericordia fueron instituciones de una gran severidad, rayana a veces en la maldad, pensaba yo, recordando aquellos años de la posguerra, los años de mi infancia, cuando eran referentes familiares en nuestra vida cotidiana.

Casa de Misericordia

2015
152
12,5 x 19,5 x 0,9 cm
Tapa blanda
978-84-7522-639-2
12,00 €
Tres cosas quedaron en mi mente: en primer lugar, el edificio, enorme, austero y bruñido de tan limpio, con los niños y niñas siempre graves y en orden, en pie o sentados, un orden casi militar. En segundo lugar, las solicitudes, muchas de las cuales eran de viudas de asesinados...
Tres cosas quedaron en mi mente: en primer lugar, el edificio, enorme, austero y bruñido de tan limpio, con los niños y niñas siempre graves y en orden, en pie o sentados, un orden casi militar. En segundo lugar, las solicitudes, muchas de las cuales eran de viudas de asesinados en la represión del final de la guerra civil, que pedían el ingreso de sus hijos por imposibilidad de mantenerlos. En tercer lugar, los informes de los jueces y otros funcionarios del nuevo régimen sobre aquellas solicitudes.

Las Casas de Misericordia fueron instituciones de una gran severidad, rayana a veces en la maldad, pensaba yo, recordando aquellos años de la posguerra, los años de mi infancia, cuando eran referentes familiares en nuestra vida cotidiana.

You have successfully subscribed!