Artículos selectos

Esta selección de artículos y ensayos intenta acercarnos al Foxá periodista y también pensador que —según Luis Calvo— introdujo en el arte periodístico de narrar y de glosar un nuevo cosquilleo de metáforas, un cabrilleo estremecido de imágenes, que se apresuraban y atropellaban, como las olas del mar sobre la superficie engañosa del hecho que pasa. Ese «hecho que pasa» es el que le sedujo y atrapó: yo amo el periodismo —declara— porque es ligero y efímero como el mes de mayo, porque escribe en hojas que se marchitan y se lleva el aire, porque tiene un perfume de oportunidad que se evapora en una hora, porque de martes a miércoles una crónica pierde fragancia o se puede morir y, en cambio, encajada en su día exacto (como en un tiesto) se refresca con ese rocío que no conocieron los escritores antiguos y que se llama actualidad. Confiemos en que esta antología no deforme ni difumine su perfil sino que lo sitúe en el lugar que le corresponde y que —por motivos ajenos a la literatura— se le suele negar. Agustín de Foxá fue —y hay que recordarlo— un gran prosista: un gran cronista lírico de su época y de sus sociedad.

Artículos selectos

Prólogo y selección de Jaime Siles
2003
306
16 x 22 x 2 cm
Tapa dura
978-84-7522-810-5
18,00 €
Esta selección de artículos y ensayos intenta acercarnos al Foxá periodista y también pensador que —según Luis Calvo— introdujo en el arte periodístico de narrar y de glosar un nuevo cosquilleo de metáforas, un cabrilleo estremecido de imágenes, que se apresuraban y atropellaban, como las olas del mar sobre la...

Esta selección de artículos y ensayos intenta acercarnos al Foxá periodista y también pensador que —según Luis Calvo— introdujo en el arte periodístico de narrar y de glosar un nuevo cosquilleo de metáforas, un cabrilleo estremecido de imágenes, que se apresuraban y atropellaban, como las olas del mar sobre la superficie engañosa del hecho que pasa. Ese «hecho que pasa» es el que le sedujo y atrapó: yo amo el periodismo —declara— porque es ligero y efímero como el mes de mayo, porque escribe en hojas que se marchitan y se lleva el aire, porque tiene un perfume de oportunidad que se evapora en una hora, porque de martes a miércoles una crónica pierde fragancia o se puede morir y, en cambio, encajada en su día exacto (como en un tiesto) se refresca con ese rocío que no conocieron los escritores antiguos y que se llama actualidad. Confiemos en que esta antología no deforme ni difumine su perfil sino que lo sitúe en el lugar que le corresponde y que —por motivos ajenos a la literatura— se le suele negar. Agustín de Foxá fue —y hay que recordarlo— un gran prosista: un gran cronista lírico de su época y de sus sociedad.

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