Antología poética

Hombre de vasta cultura, Leopoldo Lugones (Rioseco, Argentina, 1874 - Buenos Aires, 1938) es uno de los máximos representantes del modernismo literario por su originalidad y por su preciosismo. En Las Montañas de Oro su imaginación poética alcanzó una grandiosidad cósmica de extraordinaria originalidad; en Los Crepúsculos del Jardín, su lirismo experimenta un cambio hacia el intimismo; con Lunario sentimental anticipó el humor de la poesía vanguardista con una parodia ágil y llena de comicidad de las escenas a la luz de la luna.

En el año 1909, Lugones dedicó su Lunario sentimental a Rubén Darío y otros cómplices. Las clamorosas novedades de ese volumen fueron escándalo de todos; se dice que también del propio maestro. Lo indiscutible es que nadie llevó tan lejos como Lugones las audacias de la nueva escuela. Ya en plena madurez poética decidió quitarse la vida en El Tigre, ingiriendo mezclas abundantes de cianuro con whisky.

«Lugones fue un hombre sencillo, un hombre de pasiones y convicciones elementales, que forjó y manejó un estilo propio. A la manera de Quevedo, cuya mención parece inevitable al tratar de Lugones, éste se propuso escribir con todas las palabras. La obra de Lugones es una de las máximas aventuras del castellano».

Jorge Luis Borges

Antología poética

Edición de Edgardo Dobry
2011
304
12,5 x 19,5 x 1,5 cm
Tapa blanda
978-84-9895-790-7
14,00 €
Hombre de vasta cultura, Leopoldo Lugones (Rioseco, Argentina, 1874 - Buenos Aires, 1938) es uno de los máximos representantes del modernismo literario por su originalidad y por su preciosismo. En Las Montañas de Oro su imaginación poética alcanzó una grandiosidad cósmica de extraordinaria originalidad; en Los Crepúsculos del Jardín, su...
Hombre de vasta cultura, Leopoldo Lugones (Rioseco, Argentina, 1874 - Buenos Aires, 1938) es uno de los máximos representantes del modernismo literario por su originalidad y por su preciosismo. En Las Montañas de Oro su imaginación poética alcanzó una grandiosidad cósmica de extraordinaria originalidad; en Los Crepúsculos del Jardín, su lirismo experimenta un cambio hacia el intimismo; con Lunario sentimental anticipó el humor de la poesía vanguardista con una parodia ágil y llena de comicidad de las escenas a la luz de la luna.

En el año 1909, Lugones dedicó su Lunario sentimental a Rubén Darío y otros cómplices. Las clamorosas novedades de ese volumen fueron escándalo de todos; se dice que también del propio maestro. Lo indiscutible es que nadie llevó tan lejos como Lugones las audacias de la nueva escuela. Ya en plena madurez poética decidió quitarse la vida en El Tigre, ingiriendo mezclas abundantes de cianuro con whisky.

«Lugones fue un hombre sencillo, un hombre de pasiones y convicciones elementales, que forjó y manejó un estilo propio. A la manera de Quevedo, cuya mención parece inevitable al tratar de Lugones, éste se propuso escribir con todas las palabras. La obra de Lugones es una de las máximas aventuras del castellano».

Jorge Luis Borges

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