Antología poética

Finalndesa nacida en San Petersburgo (1892), y de lengua sueca, Edith Södergran está considerada como la más importante poeta de Escandinavia, y ha sido comparada con Pound o Rilke. De intensa espiritualidad y enorme sensibilidad, la acentuación del problema de Dios la llevó a la resignación y, quizás, a su precoz final. Murió en Carelia en 1923, cuando sólo contaba 31 años.

«Que mi literatura es poesía, nadie lo puede negar. Que sea o no sea verso, es otra cuestión. He tratado de someter a un ritmo ciertos poemas refractarios, y he descubierto que sólo poseo el poder de la palabra y la imagen en condiciones de completa libertad, esto es, a expensas del ritmo. Mis poemas son descuidados esbozos a lápiz. En cuanto a su contenido, dejo que mi instinto construya lo que ve mi mente. Mi aplomo se basa en que he descubierto mis dimensiones. Y no tengo porqué hacerme menos de lo que soy».
Edith Södergran

Antología poética

Edición de Jesús Pardo
2018
152
12,5 x 19,5 x 0,8 cm
Tapa blanda
978-84-9895-334-3
12,00 €
Finalndesa nacida en San Petersburgo (1892), y de lengua sueca, Edith Södergran está considerada como la más importante poeta de Escandinavia, y ha sido comparada con Pound o Rilke. De intensa espiritualidad y enorme sensibilidad, la acentuación del problema de Dios la llevó a la resignación y, quizás, a su...

Finalndesa nacida en San Petersburgo (1892), y de lengua sueca, Edith Södergran está considerada como la más importante poeta de Escandinavia, y ha sido comparada con Pound o Rilke. De intensa espiritualidad y enorme sensibilidad, la acentuación del problema de Dios la llevó a la resignación y, quizás, a su precoz final. Murió en Carelia en 1923, cuando sólo contaba 31 años.

«Que mi literatura es poesía, nadie lo puede negar. Que sea o no sea verso, es otra cuestión. He tratado de someter a un ritmo ciertos poemas refractarios, y he descubierto que sólo poseo el poder de la palabra y la imagen en condiciones de completa libertad, esto es, a expensas del ritmo. Mis poemas son descuidados esbozos a lápiz. En cuanto a su contenido, dejo que mi instinto construya lo que ve mi mente. Mi aplomo se basa en que he descubierto mis dimensiones. Y no tengo porqué hacerme menos de lo que soy».
Edith Södergran

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