El ultraísmo dejó muy pocos libros, pero muchas revistas donde se desarrolla el movimiento a través de sus manifiestos y publicaciones en ellas. Una de las revistas clave del movimiento es Ultra, que representa la madurez intelectual ultraísta. Supone el esplendor de un proyecto que venía produciéndose desde 1918 por parte de los firmantes del «Manifiesto ULTRA», ya promovido por Grecia y Cervantes. Ultra aparece en enero de 1921 y su último número en febrero de 1922. Editada cada 10 días, posteriormente se convertirá en quincenal hasta su desaparición. Su periodicidad se debe al esfuerzo de depuración del movimiento que además quería evitar rivalizar con Tableros, dirigida por Isaac del Vando, ya que los colaboradores eran los mismos. El diseño del formato es totalmente renovador —José María Barrera y José Antonio Sarmiento editan en 1993 una edición facsimilar en la editorial Visor—: un tríptico poético («formato de espejo de tres lunas», con seis páginas desplegables de gran tamaño, publicada en papel apergaminado y con enormes ilustraciones en portada e interior. La revista consigue gran belleza tipográfica y extravagancia visual. La revista es eminentemente poética, aunque incorporan páginas humorísticas como: «Los ultraístas hemos descubierto la cuadratura del círculo» o «El ultraísmo consiste en volver el mundo del revés». En Ultra, por otra parte, la relación entre poetas y artistas plásticos es cada vez más estrecha, rasgo caracterizador de la vanguardia, así podemos localizar las colaboraciones de Jahl, Paszkiewicz, Barradas y Norah Borges, quienes ilustran las portadas y páginas interiores de la revista.