Vida y muerte de mamá Pura

Había salido de España poco antes de cumplir los cincuenta y cinco y volvía después de veintidós años consecutivos en el exilio americano. Con su peculiar tendencia a los neologismos, Juan Ramón se definió por ello a sí mismo como un «trasterrado» y en otra ocasión como un «desterrado verdadero», aludiendo a la tragedia íntima del poeta que, al dejar atrás su tierra, había de dejar también con ella la misma lengua que era su razón de ser. «Y ¿cómo vas a recoger el trigo/ y a alimentar el fuego/ si yo me llevo la canción?», preguntaba León Felipe al resaltar la pérdida que para la literatura española significaba el gran número de poetas que, al igual que él, hubieron de abandonar el país tras el azote de la guerra. Pero con razón no exenta de amargura el moguereño matizaría esa idea  diciendo que una larga separación del habla viva de la patria significaba también una mutilación incluso para aquellos que, como fue su caso, vivían en países de habla hispana como Cuba, Argentina o Puerto Rico, que hablaban, en efecto, en español, pero no en el español que Juan Ramón tenía en su conciencia viva de poeta en el momento de partir para el exilio. Así lo escribe en Vida y muerte de mamá Pura, uno de sus muchos proyectos de libros nunca publicados por él.

Vida y muerte de mamá Pura

Texto preparado por Enrique Pérez Benito

Prólogo de Vicente Álvarez

2008
272
13 x 19,5 x 2,4 cm
Tapa blanda
978-84-7522-069-7
16,00 €
Había salido de España poco antes de cumplir los cincuenta y cinco y volvía después de veintidós años consecutivos en el exilio americano. Con su peculiar tendencia a los neologismos, Juan Ramón se definió por ello a sí mismo como un «trasterrado» y en otra ocasión como un «desterrado verdadero»,...

Había salido de España poco antes de cumplir los cincuenta y cinco y volvía después de veintidós años consecutivos en el exilio americano. Con su peculiar tendencia a los neologismos, Juan Ramón se definió por ello a sí mismo como un «trasterrado» y en otra ocasión como un «desterrado verdadero», aludiendo a la tragedia íntima del poeta que, al dejar atrás su tierra, había de dejar también con ella la misma lengua que era su razón de ser. «Y ¿cómo vas a recoger el trigo/ y a alimentar el fuego/ si yo me llevo la canción?», preguntaba León Felipe al resaltar la pérdida que para la literatura española significaba el gran número de poetas que, al igual que él, hubieron de abandonar el país tras el azote de la guerra. Pero con razón no exenta de amargura el moguereño matizaría esa idea  diciendo que una larga separación del habla viva de la patria significaba también una mutilación incluso para aquellos que, como fue su caso, vivían en países de habla hispana como Cuba, Argentina o Puerto Rico, que hablaban, en efecto, en español, pero no en el español que Juan Ramón tenía en su conciencia viva de poeta en el momento de partir para el exilio. Así lo escribe en Vida y muerte de mamá Pura, uno de sus muchos proyectos de libros nunca publicados por él.

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