Proyecto para excavar una villa romana en el páramo

«Leo en Ovidio: Quantum mortalia pectora caece Noctis habent! (¡Cuánta ciega noche contienen los pechos mortales!) ¿Será algo similar a lo que leemos en Juan Ramón: Me desperté dos veces, triste y triste...? ¿O a lo que he leído también en Marina Tsvietáieva, ya citada en este libro, Hay algo que no supe hacer: vivir?
Es este, obviamente, un libro elegíaco. Sobre el tiempo, su tránsito y sus bellezas. Y como toda elegía —también con la que equivalente arqueológica— es asimismo un libro de enorme vitalismo y sensualidad, porque la fugacidad enaltece el placer. ¿Referencias culturales? Me han parecido siempre parte integrante y cimera de la vida: la encumbran, la subrayan, la multiplican...

La villa romana que descubre sus esplendores ocultos es siempre nuestra propia vida. Todas las vidas. El simún siempre sopló en ellas. Elegía y sensualidad: la vida, el tiempo».
Luis Antonio de Villena

Proyecto para excavar una villa romana en el páramo

2012
144
12,5 x 19,5 x 0,8 cm
Tapa blanda
978-84-9895-802-7
12,00 €
«Leo en Ovidio: Quantum mortalia pectora caece Noctis habent! (¡Cuánta ciega noche contienen los pechos mortales!) ¿Será algo similar a lo que leemos en Juan Ramón: Me desperté dos veces, triste y triste...? ¿O a lo que he leído también en Marina Tsvietáieva, ya citada en este libro, Hay algo que...
«Leo en Ovidio: Quantum mortalia pectora caece Noctis habent! (¡Cuánta ciega noche contienen los pechos mortales!) ¿Será algo similar a lo que leemos en Juan Ramón: Me desperté dos veces, triste y triste...? ¿O a lo que he leído también en Marina Tsvietáieva, ya citada en este libro, Hay algo que no supe hacer: vivir?
Es este, obviamente, un libro elegíaco. Sobre el tiempo, su tránsito y sus bellezas. Y como toda elegía —también con la que equivalente arqueológica— es asimismo un libro de enorme vitalismo y sensualidad, porque la fugacidad enaltece el placer. ¿Referencias culturales? Me han parecido siempre parte integrante y cimera de la vida: la encumbran, la subrayan, la multiplican...

La villa romana que descubre sus esplendores ocultos es siempre nuestra propia vida. Todas las vidas. El simún siempre sopló en ellas. Elegía y sensualidad: la vida, el tiempo».
Luis Antonio de Villena

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