Poesía «escojida» III

(1913-1936)

Para quienes recuerden el exabrupto de «J. R. Jiménez contempla el crepúsculo» en Desolación de la quimera, quizá resulte extraño asumir que ambos textos remiten a la misma (contradictoria) figura de Juan Ramón Jiménez. Sin embargo, pocas veces se ha puesto de modo tan explícito, como en la pareja que forman esos dos poemas, la distancia que debería separar, para un lector sin prejuicios, una escritura poética de la figura cívica cuyo nombre acompaña como firma. En efecto, la presencia de Juan Ramón Jiménez en la poesía española del último siglo es tan evidente como silenciada. No se trata del consabido purgatorio por el que, a lo que parece, debe pasar todo escritos tras su muerte. Ni siquiera en las efemérides del centenario de su nacimiento o el cincuentenario de la concesión a su obra del Premio Nobel de Literatura, pudo hablarse del eco mediático que acompaño a tantas otras merecidas celebraciones similares. Y es que Juan Ramón Jiménez sigue siendo una figura icónica e inclasificable.

Poesía «escojida» III

(1913-1936)

Textos preparados por Francisco Silvera

Prólogo de Jenaro Talens

2012
336
13 x 19,5 x 2,5 cm
Tapa blanda
978-84-9895-094-6
22,00 €
Para quienes recuerden el exabrupto de «J. R. Jiménez contempla el crepúsculo» en Desolación de la quimera, quizá resulte extraño asumir que ambos textos remiten a la misma (contradictoria) figura de Juan Ramón Jiménez. Sin embargo, pocas veces se ha puesto de modo tan explícito, como en la pareja que forman...

Para quienes recuerden el exabrupto de «J. R. Jiménez contempla el crepúsculo» en Desolación de la quimera, quizá resulte extraño asumir que ambos textos remiten a la misma (contradictoria) figura de Juan Ramón Jiménez. Sin embargo, pocas veces se ha puesto de modo tan explícito, como en la pareja que forman esos dos poemas, la distancia que debería separar, para un lector sin prejuicios, una escritura poética de la figura cívica cuyo nombre acompaña como firma. En efecto, la presencia de Juan Ramón Jiménez en la poesía española del último siglo es tan evidente como silenciada. No se trata del consabido purgatorio por el que, a lo que parece, debe pasar todo escritos tras su muerte. Ni siquiera en las efemérides del centenario de su nacimiento o el cincuentenario de la concesión a su obra del Premio Nobel de Literatura, pudo hablarse del eco mediático que acompaño a tantas otras merecidas celebraciones similares. Y es que Juan Ramón Jiménez sigue siendo una figura icónica e inclasificable.

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