La siesta de Epicuro

premiado

Aurora Luque  es autora de Problemas de doblaje (1990), Carpe noctem (1994),  Transitoria (1998), Camaradas de Ícaro (2003), Haikus de Narila (2005) y Carpe amorem (2007). Ha traducido a  Meleagro de Gádara, a  María Lainá, a  Safo, a los poetas eróticos griegos, a Renée Vivien y a Luisa Sigea, y ha editado a la dramaturga  María Rosa de Gálvez y a Mercedes Matamoros. Sus textos sobre poesía se recopilan en Una extraña industria (2008).

«En  La siesta de Epicuro, la poética de  Luque  participa de la estética de dilatación del presente que  Horacio, asumiendo el legado epicúreo, inauguró para la poesía. El canto, la palabra, es la línea que delicadamente separa la vida de la muerte y sirve para demarcar el para la autora vitalmente relevante lugar de la belleza. Una vez más, la única salvación se obtiene a través de la palabra, llave de entrada a una vida plena como la de los amigos del jardín de  Epicuro, como la de los poetas camaradas de Ícaro».
Josefa Álvarez    

La siesta de Epicuro

X Premio Internacional de Poesía Generación del 27
2008
92
12,5 x 19,5 x 0,7 cm
Tapa blanda
978-84-7522-101-4
12,00 €
Aurora Luque  es autora de Problemas de doblaje (1990), Carpe noctem (1994),  Transitoria (1998), Camaradas de Ícaro (2003), Haikus de Narila (2005) y Carpe amorem (2007). Ha traducido a  Meleagro de Gádara, a  María Lainá, a  Safo, a los poetas eróticos griegos, a Renée Vivien y a Luisa Sigea, y ha...

Aurora Luque  es autora de Problemas de doblaje (1990), Carpe noctem (1994),  Transitoria (1998), Camaradas de Ícaro (2003), Haikus de Narila (2005) y Carpe amorem (2007). Ha traducido a  Meleagro de Gádara, a  María Lainá, a  Safo, a los poetas eróticos griegos, a Renée Vivien y a Luisa Sigea, y ha editado a la dramaturga  María Rosa de Gálvez y a Mercedes Matamoros. Sus textos sobre poesía se recopilan en Una extraña industria (2008).

«En  La siesta de Epicuro, la poética de  Luque  participa de la estética de dilatación del presente que  Horacio, asumiendo el legado epicúreo, inauguró para la poesía. El canto, la palabra, es la línea que delicadamente separa la vida de la muerte y sirve para demarcar el para la autora vitalmente relevante lugar de la belleza. Una vez más, la única salvación se obtiene a través de la palabra, llave de entrada a una vida plena como la de los amigos del jardín de  Epicuro, como la de los poetas camaradas de Ícaro».
Josefa Álvarez    

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