La presencia inasible de la luz

premiado

Mauricio Herrero Jiménez (Medina del Campo, 1962) es autor de varios poemarios inéditos con los que ha sido finalista en las últimas convocatorias de los premios de poesía Jaime Gil de Biedma, Gerardo Diego y San Juan de la Cruz. La presencia inasible de la luz, su primer libro de poesía, se suma a la decena de títulos dedicados al estudio y edición de documentos y códices hispanos medievales y modernos. La presencia inasible de la luz nace del encuentro casual con una joven ciega en la calle de las Angustias de Valladolid a mediados de junio. La ceguera de esa mujer, que ignora que está en el principio de este libro, origina una sucesión de interrogantes sobre la privación de la luz y descubre también una serie de instantáneas en las que la luz es indiscutible protagonista. La luz de Castilla, de Valencia y Asturias se cuela en los poemas del libro; también la que se refleja en las fachadas heridas de Venecia, se queda atrapada en el tiempo de alguno de los óleos del pintor Antonio López o se funde en los espacios ilimitados del amanecer.

La presencia inasible de la luz

Accésit XXI Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma
2011
56
12,5 x 19,5 x 0,8 cm
Tapa blanda
978-84-9895-793-8
12,00 €
Mauricio Herrero Jiménez (Medina del Campo, 1962) es autor de varios poemarios inéditos con los que ha sido finalista en las últimas convocatorias de los premios de poesía Jaime Gil de Biedma, Gerardo Diego y San Juan de la Cruz. La presencia inasible de la luz, su primer libro de...

Mauricio Herrero Jiménez (Medina del Campo, 1962) es autor de varios poemarios inéditos con los que ha sido finalista en las últimas convocatorias de los premios de poesía Jaime Gil de Biedma, Gerardo Diego y San Juan de la Cruz. La presencia inasible de la luz, su primer libro de poesía, se suma a la decena de títulos dedicados al estudio y edición de documentos y códices hispanos medievales y modernos. La presencia inasible de la luz nace del encuentro casual con una joven ciega en la calle de las Angustias de Valladolid a mediados de junio. La ceguera de esa mujer, que ignora que está en el principio de este libro, origina una sucesión de interrogantes sobre la privación de la luz y descubre también una serie de instantáneas en las que la luz es indiscutible protagonista. La luz de Castilla, de Valencia y Asturias se cuela en los poemas del libro; también la que se refleja en las fachadas heridas de Venecia, se queda atrapada en el tiempo de alguno de los óleos del pintor Antonio López o se funde en los espacios ilimitados del amanecer.

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