Arte de Trovar

El Arte de trovar de Don Enrique es una adaptación al castellano de las poéticas trovadorescas. La importancia aun del mero extracto es tan grande, que no exageraba Menéndez Pelayo al decir: «Cada letra de este pequeño retrazo merece ser pesada y considerada atentamente». Su utilidad para el estudio de la fonética castellana es clara. Enrique de Villena  (Madrid, 1384-1434). «Fue pequeño de cuerpo é grueso, el rostro blanco y colorado, y según lo que la experiencia en él mostró, naturalmente fue inclinado a las ciencias y artes más que a la caballería e aún a los negocios del mundo...». Ha pasado a la historia literaria rodeado de una atmósfera de leyenda. Desde muy joven demostró gran afición por las letras, afición que mantuvo toda su vida. Casó con Doña María de Albornoz, fue muy aficionado a la buena mesa y se entregó a los placeres del amor; todo ello contribuyó a acelerar su muerte.

Arte de Trovar

Edición de Francisco Javier Sánchez Cantón y prospecto de Antonio Prieto
1993
100
14 x 21 x 0,5 cm
Tapa blanda
978-84-7522-485-5
10,00 €
El Arte de trovar de Don Enrique es una adaptación al castellano de las poéticas trovadorescas. La importancia aun del mero extracto es tan grande, que no exageraba Menéndez Pelayo al decir: «Cada letra de este pequeño retrazo merece ser pesada y considerada atentamente». Su utilidad para el estudio de la...

El Arte de trovar de Don Enrique es una adaptación al castellano de las poéticas trovadorescas. La importancia aun del mero extracto es tan grande, que no exageraba Menéndez Pelayo al decir: «Cada letra de este pequeño retrazo merece ser pesada y considerada atentamente». Su utilidad para el estudio de la fonética castellana es clara. Enrique de Villena  (Madrid, 1384-1434). «Fue pequeño de cuerpo é grueso, el rostro blanco y colorado, y según lo que la experiencia en él mostró, naturalmente fue inclinado a las ciencias y artes más que a la caballería e aún a los negocios del mundo...». Ha pasado a la historia literaria rodeado de una atmósfera de leyenda. Desde muy joven demostró gran afición por las letras, afición que mantuvo toda su vida. Casó con Doña María de Albornoz, fue muy aficionado a la buena mesa y se entregó a los placeres del amor; todo ello contribuyó a acelerar su muerte.

You have successfully subscribed!