A cuerpo gentil

Belleza y deporte en la poesía de Juan Antonio González Iglesias

Juan Antonio González Iglesias es uno de los autores más imprescindibles de nuestra poesía contemporánea. Poeta de signo clásico que, como los estoicos, defiende un universo inteligible por bello, y que proyecta la poesía como un bien hacia el futuro. Este estudio sirve como introducción a su obra, y como inmersión en un género donde los pliegues del deseo han marcado los momentos más sagrados en las últimas décadas. La lucha constante entre la realidad y el deseo que se vivió en el pasado siglo, ha desembocado en una época luminosa donde el cuerpo ha dejado de ser la diana de todos los conflictos para ser ahora el lugar donde conviven todos los placeres que ya conforman el tercer milenio. El deporte —alejado aquí de su perfil mercantilista y heteronormativo— ha sido el mejor estadio para una poesía masculina que aspiraba a la plenitud olímpica, a su cauce sublime desde lo sencillo. Este acercamiento al poeta pretende una reivindicación de su apuesta por un ritmo distinto, por un devenir donde la felicidad sea, como aquí se indica, un estímulo sereno, libre de euforia.

A cuerpo gentil

Belleza y deporte en la poesía de Juan Antonio González Iglesias
2017
260
14 x 21 x 1,5 cm
Tapa blanda
978-84-9895-156-1
18,00 €
Juan Antonio González Iglesias es uno de los autores más imprescindibles de nuestra poesía contemporánea. Poeta de signo clásico que, como los estoicos, defiende un universo inteligible por bello, y que proyecta la poesía como un bien hacia el futuro. Este estudio sirve como introducción a su obra, y como...

Juan Antonio González Iglesias es uno de los autores más imprescindibles de nuestra poesía contemporánea. Poeta de signo clásico que, como los estoicos, defiende un universo inteligible por bello, y que proyecta la poesía como un bien hacia el futuro. Este estudio sirve como introducción a su obra, y como inmersión en un género donde los pliegues del deseo han marcado los momentos más sagrados en las últimas décadas. La lucha constante entre la realidad y el deseo que se vivió en el pasado siglo, ha desembocado en una época luminosa donde el cuerpo ha dejado de ser la diana de todos los conflictos para ser ahora el lugar donde conviven todos los placeres que ya conforman el tercer milenio. El deporte —alejado aquí de su perfil mercantilista y heteronormativo— ha sido el mejor estadio para una poesía masculina que aspiraba a la plenitud olímpica, a su cauce sublime desde lo sencillo. Este acercamiento al poeta pretende una reivindicación de su apuesta por un ritmo distinto, por un devenir donde la felicidad sea, como aquí se indica, un estímulo sereno, libre de euforia.

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